Por Inder Bugarin

Bruselas, Bélgica.— La comunidad de naciones ha entrado en una peligrosa fase en la que parece haberse esfumado el orden que poco a poco se fue edificando desde la derrota de la Alemania nazi, y que de cierta manera había desalentado el estallido de conflictos entre estados.

En el actual tablero geopolítico existe la impresión de que un país puede cometer actos que suponen una flagrante violación de las Convenciones Internacionales y el derecho que las amparan, sin que haya consecuencia alguna.

Los casos son múltiples; cada uno refleja tanto el reajuste de fuerzas a nivel planetario como el enorme vacío de poder existente provocado por la ofensiva rusa en Ucrania y el repliegue de Estados Unidos de la arena internacional, proceso que se aceleró con la llegada del presidente Donald Trump y sus políticas aislacionistas, como el cierre de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) y menor compromiso con la seguridad europea.

“La historia nos ha enseñado que en las transiciones de poder, en las que las potencias militares se repliegan, llegan a crearse vacíos de poder, lo que típicamente conduce a revanchas, conductas peligrosas y finalmente a la guerra”, dice a EL UNIVERSAL Tim Sweijs, director de investigación del Centre for Strategic Studies (HCSS) de La Haya.

“Lo vimos en la caída del Imperio Otomano, en el descenso del Imperio Austrohúngaro en la década de 1910 en los Balcanes, durante el declive y retirada de los británicos de Israel, Jordania e Irak, así como de Paquistán, India y Bangladesh”.

“Esto no quiere decir que no apoye la descolonización y la soberanía, la observación es que la retirada de una potencia genera un vacío de poder con tendencia hacia el conflicto. Eso es precisamente lo que estamos presenciando hoy”.

Luego de tres décadas de conflictos intermitentes entre Armenia y Azerbaiyán, los países resolvieron por las armas sus diferencias. En septiembre de 2023, Bakú terminó una tarea pendiente de la guerra de 2020, al recuperar, en una operación militar de un día, el resto del enclave de Nagorno-Karabaj, gobernado de facto por funcionarios armenios desde la década de 1990. “Azerbaiyán pudo expulsar a los armenios de Nagorno-Karabaj porque los rusos no tenían capacidad de proyectar poder al estar ocupados con la guerra en Ucrania”, explica Sweijs.

Mientras Washington y Teherán se preparaban a celebrar su sexta ronda de diálogo para encontrar una salida diplomática al controvertido programa nuclear iraní, Israel decidió lanzar una masiva operación militar contra diversos blancos en Irán y sin comunicarlo previamente a la Casa Blanca. El gobierno del premier israelí Benjamin Netanyahu se envalentonó a realizar una acción militar sin precedente contra una nación con sistemas de misiles balísticos. “Atacó Irán porque el régimen sirio colapsó, en parte porque los rusos dejaron de apoyar al presidente Bashar al-Assad. Eso permitió a Israel eliminar a los proxies de Irán”, afirma Sweijs.

Tras los atentados de Hamas del 7 de octubre de 2023, Israel emprendió una serie de campañas bélicas contra aliados no estatales de Teherán en Gaza y Líbano.

Los éxitos de Israel en la degradación del “eje de resistencia”, así llamado por la República Islámica a su red de alianzas regionales, se amplificaron con el colapso del principal socio estatal de Irán, el régimen de Al-Assad en Siria, y los bombardeos por parte de Estados Unidos y el Reino Unido contra posiciones de la milicia hutí en Yemen.

“Todo esto permitió a los israelíes superar la estrategia disuasiva de Irán y avanzar con su ofensiva”, señala el analista. El conflicto duraría 12 días y entró en pausa luego de que Trump ordenara el uso de bombardeos B-2 Spirit y misiles de crucero Tomahawk contra distintas posiciones nucleares en Irán. El reciente episodio del conflicto entre dos países con armamento nuclear, India y Paquistán, es otro recordatorio de la rapidez con la que actualmente un diferendo puede escalar hasta niveles peligrosos.

Diya Ashtakala, investigadora asociada del Center for Strategic & International Studies, señala que la intensidad del conflicto registrado en mayo superó la de episodios anteriores, al caracterizarse de varias rondas de represalias.

Además, fue la primera vez que India y Paquistán usaron drones en el contexto de su rivalidad, lo que marcó el comienzo de la era de conflictos tecnológicos en la región.

Queda por ver si China aprovechará la actual fase de reajuste global para resolver el pendiente que mantiene con Taiwán.

El regreso de Trump a la Casa Blanca en enero pasado supuso cambios drásticos en la forma como EU aborda las amenazas exteriores y su influencia en el ámbito internacional. A medida que Wa- shington se vuelve más impredecible por su postura comercial de “América primero”, el orden global basado en reglas y normas se va erosionando. “Al dar prioridad al déficit comercial por encima de todo, reveló una visión del mundo atrapada en una lógica simplista de suma cero: déficit comercial malo. Trump puede llamarlo ‘Día de la Liberación’, pero para el resto del mundo la melodía es inconfundible: dejen de buscarle sentido y empiecen a prepararse para el caos”, fue la recomendación que hizo recientemente Victor De Decker, investigador del Instituto Real de Relaciones Exteriores Egmont, en Bruselas.

Las alertas también involuconan a la OTAN, que desde hace más de 76 años se ocupa de la defensa y la disuasión de posibles amenazas externas a fin de garantizar la seguridad y soberanía de las naciones que conforman el espacio euroatlántico. “Esta es y ha sido siempre la fuerza de la Alianza: una comunidad de naciones que se mantienen unida y adherida al principio de D’Artagnan, de “todos para uno y uno para todos”, señala Sweijs.

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