Nueva York.– Los niños y niñas de Oceanía, África Subsahariana y Asia Central y Meridional tienen más probabilidades que los de otras regiones de vivir con una madre que ha sufrido abusos físicos, emocionales o sexuales por parte de su pareja en el último año, lo que refleja que las desigualdades y los patrones mundiales de abuso a los que se enfrentan las mujeres representan un problema ampliamente extendido, según nuevos datos de UNICEF.
El informe se ha dado a conocer tras la última actualización de las estimaciones mundiales sobre la violencia contra las mujeres, publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en nombre del Grupo de Trabajo Interinstitucional de las Naciones Unidas sobre Estimaciones y Datos relativos a la Violencia contra las Mujeres. Según estas estimaciones, más de 1 de cada 10 adolescentes y mujeres (de 15 años o más) han sufrido actos de violencia física o sexual por parte de su pareja en los últimos 12 meses.
Las conclusiones de UNICEF subrayan que este tipo de violencia afecta a los niños y niñas en muchas partes del mundo, ya que 1 de cada 4 niños y niñas –alrededor de 610 millones– está expuesto a actos de violencia contra su madre por parte de su pareja.
“Hoy en día, millones de mujeres, niños y niñas viven en hogares donde la violencia forma parte de la vida cotidiana”, afirmó la Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell. “La seguridad y la autonomía de las mujeres son fundamentales para el bienestar de la infancia”.
Por primera vez, los datos regionales revelan los lugares donde las mujeres y los niños y niñas corren mayor riesgo, y demuestran que este tipo de exposición refleja en gran medida los patrones geográficos de la violencia de pareja entre las adolescentes y las mujeres.
Según el análisis, en Oceanía se registra la mayor prevalencia, ya que algo más de la mitad de los niños y niñas –3 millones– viven con una madre que ha sufrido recientemente violencia de pareja. África Subsahariana ocupa el segundo lugar en prevalencia, con un 32%, lo que afecta a 187 millones de niños y niñas. En Asia Central y Meridional, donde el 29% de los niños y niñas de la región están expuestos a este tipo de violencia, se registra la mayor parte de la incidencia mundial, con un total de 201 millones de niños y niñas.
Otros datos regionales sobre la exposición de los niños y niñas a la violencia de pareja son los siguientes:
• Norte de África y Asia Occidental: 26%, es decir, 52 millones de niños y niñas.
• América Latina y el Caribe: 19%, o 35 millones de niños y niñas.
• Asia Oriental y Sudoriental: 21%, o 105 millones de niños y niñas.
• Europa y América del Norte: 13%, o 28 millones de niños y niñas.
• Australia y Nueva Zelandia: 5%, o unos 400.000 niños y niñas.
Los estudios demuestran que la violencia no solo perjudica la salud y el bienestar de las mujeres, sino que también altera considerablemente la sensación de seguridad, la salud y el aprendizaje de sus hijos e hijas. Según el análisis, que también incluye datos sobre la disciplina violenta, los niños y niñas que crecen en hogares donde las mujeres sufren actos de violencia tienen muchas más probabilidades de ser también objeto de agresiones físicas o psicológicas. Esta exposición aumenta el riesgo de que la violencia que sufren estos niños y niñas se prolongue hasta la edad adulta, ya sea como víctimas o como agresores.
UNICEF insta a los gobiernos y a sus aliados a invertir en soluciones de eficacia demostrada para poner fin a la violencia contra las mujeres y los niños y niñas mediante las medidas siguientes:
• Coordinar y ampliar las estrategias que reduzcan simultáneamente la violencia contra las mujeres y contra los niños y niñas, incluido el apoyo a las organizaciones dirigidas por mujeres y niñas.
• Ampliar los servicios centrados en los supervivientes, para que las mujeres y los niños y niñas puedan acceder a servicios de seguridad y atención.
• Invertir en servicios de prevención, entre otras cosas mediante el apoyo a la crianza de los hijos y la creación de programas escolares que promueven la igualdad de género y la no violencia.
• Abordar las normas sociales perjudiciales que son la base de la desigualdad y la violencia, y difundir las opiniones de los y las supervivientes y la gente joven.








