Manuel Lapuente, exdirector técnico de la Selección Mexicana, falleció este sábado a los 81 años. El estratega marcó una época en el balompié nacional y su legado está respaldado por múltiples campeonatos con Puebla, Necaxa y América, además del Tricolor.
Arquitecto del logro más importante de la selección mayor: la Copa Confederaciones de 1999 en la que México venció a Brasil. Lapuente dejó escuela en los banquillos mexicanos con personalidad y sobre todo orden de juego.
Su inicio en el futbol se dio lejos de su amado estado de Puebla. Monterrey fue el club que vio debutar a Manuel Lapuente como futbolista profesional en 1964, con tan solo 20 años. Tras un par de años en la Sultana del Norte, el delantero arribó a la capital mexicana para incorporarse al Necaxa del escocés Donald Ross.
Fue hasta 1970 que Lapuente cumplió el sueño poblano de defender a La Franja, en donde vivió sus mejores años como futbolista profesional. Finalmente firmó en 1974 con el Atlas, en donde colgaría los botines un par de años más tarde con 32 años.
En 1978 fue el Puebla quien confío en su hijo pródigo para ser su nuevo timonel. La primera de tres etapas de Lapuente con el club poblano duró seis años en donde se ganó el reconocimiento como entrenador y le dio al equipo su primer título de Liga en la temporada 1982-83.
Pasó por Tigres, los extintos Ángeles de Puebla, Atlante y Cruz Azul sin conseguir más campeonatos. Fue en 1989 cuando hizo su regreso a La Franja, con quienes conquistó la Copa México y el Campeón de Campeones en su primer año.
En la década de los 90, Lapuente se consagró como el mejor director técnico del país. Tras un breve paso con la Selección Mexicana, en donde apenas dirigió 11 encuentros, pasó al Necaxa en donde dejó su huella estampada con una generación dorada encabezada por Álex Aguinaga, Luis Hernández y Nicolás Navarro.
Aquel mítico Necaxa conquistó Liga, Copa y el Campeón de Campeones a mediados de los 90s para hacer su triunfal regreso a la Selección Mexicana. En 1997 Lapuente llegaba a comandar el barco para la Copa Mundial de la FIFA de 1998, celebrada en Francia.
México firmó su mejor actuación en cuanto a goles refiere en una Copa del Mundo con ocho tantos, bajo el mando de Manolo Lapuente. Un gol en el minuto 86 de Oliver Bierhoff acabó con el sueño mexicano.
Pero aquella generación no paró con aquella eliminación. Un año más tarde, ante la selección brasileña — subcampeona del mundo — México conquistaría el mayor triunfo en la historia de la selección mayor: la Copa Confederaciones de 1999.
Una vez comenzado el nuevo milenio, Lapuente dejó al Tricolor para tomar las riendas del América para romper una sequía de más de una década sin título de Liga. En el Verano 2002, Lapuente retornaba al cuadro azulcrema a la grandeza que lo había caracterizado en la década de los 80s.
Lapuente trabajó de manera intermitente en la Liga MX con instituciones con las que ya había trabajado como fue el caso de Tigres y las mismas Águilas para retirarse como estratega en el club de sus amores: el Puebla.
Este sábado murió una de las leyendas más grandes de nuestro futbol mexicano. Un hombre que dio su vida entera al balón, a la formación de jugadores y que le dio a México la mayor victoria en la historia de su selección mayor.








