Por Edgar Luna

En tiempo de compensación, apareció la magia. Pero también la polémica. Con el juego empatado a un gol, Lionel Messi apareció como saeta en el área del Atlas, donde recibió el balón de Luis Suárez. El argentino metió la pelota al centro y Marcelo Weigandt sólo puso el pie para empujar y meter la pelota al fondo de la portería de Camilo Vargas.

Pero la bandera estaba levantada. Fuera de juego. Gol inválido… Por el momento. Segundos que parecían minutos, minutos que se disfrazaron de horas para la decisión final: gol. El Inter Miami ganaba el juego.

Agónicamente el cuadro de la Major League Soccer despachó al Atlas (2-1) en la Jornada 1 de la Leagues Cup. El cuadro de los Rojinegros estuvo a segundos de mandar el juego a penaltis, de ganar un punto. Todo se diluyó en segundos.

La realidad es que ni el Inter Miami, ni el Atlas, merecían irse con la victoria en los 90 minutos de juego. Si es verdad que los liderados por Lionel Messi tuvieron más tiempo el balón, la cantidad de jugadas de gol fueron pocas.

No vale solamente con tener la intención.

El Inter Miami se posicionó más cerca del área tapatía, pero sus embates eran rechazados una y otra vez por la defensa bien plantada por el técnico Gonzalo Pineda.

Atlas, sin media cancha, voló el balón, jugó en largo y ahí consiguió su mejor jugada en la primera parte con un cabezazo de Eduardo Aguirre que desvió con las uñas de los dedos el portero Rocco Ríos. La respuesta del Miami llegó hasta el final del primer tiempo con un remate de Luis Suarez que pegó en el larguero.

El Primer tanto del Inter Miami, el cual llegó a los 57 minutos, nació de una jugada ensayada. De Sergio Busquets a Messi, quien desbordó y metió el centro para que el venezolano Telasco Segovia anotara.

Atlas se tardó en reaccionar. No se dio cuenta que estaba en desventaja hasta que el empuje del joven Sergio Hernández provocó una melé en el área que acabó con el gol de la igualada de Rivaldo Lozano.

El tiempo pasó, todo parecía dirigir a los penaltis el juego, hasta que Messi sacó la chistera y puso el balón en los pies de Weigandt (90+5’) quien dio la agónica victoria a los estadounidenses.

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