Estados Unidos no enviará a ningún alto funcionario a la COP30, la cumbre climática que se celebrará a partir del 10 de noviembre en Brasil, informó la Casa Blanca, mientras el presidente Donald Trump se centra en impulsar la industria de los combustibles fósiles.
“Estados Unidos no enviará a ningún representante de alto nivel a la COP30”, declaró un funcionario de la Casa Blanca bajo condición de anonimato.
“El presidente está dialogando directamente con líderes de todo el mundo sobre temas energéticos, como se puede apreciar en los históricos acuerdos comerciales y de paz, que tienen un foco significativo en las alianzas energéticas”, dijo.
Trump, quien se retiró del acuerdo climático de París por segunda vez tras su regreso a la Casa Blanca en enero, no tenía previsto asistir a la cumbre de líderes previa a la conferencia anual de la ONU sobre el clima en Belém.
Pero ahora parece que tampoco despachará a ningún negociador de alto nivel a las conversaciones, que se celebrarán del 10 al 21 de noviembre.
Brasil anunció el viernes que menos de 60 dirigentes mundiales han confirmado su asistencia a la cumbre de líderes, entre el 6 y 7 de noviembre, que este año se celebrará por separado para descomprimir la demanda de alojamiento.
En mayo pasado, el papa León XIV envió un mensaje en español a un encuentro de rectores universitarios de América y la península ibérica en Río de Janeiro y los emplazó a “trabajar por una justicia ecológica, social y ambiental”.
La cita fue en Río de Janeiro donde se conmemoró el décimo aniversario de la publicación de la encíclica del papa Francisco ‘Laudato Si’ (2015), dedicada precisamente a la defensa del medio ambiente.
Pero el encuentro también tuvo por objetivo preparar la cumbre climática COP30, en la ciudad amazónica de Belém y a la que el nuevo papa ha sido invitado por el Gobierno brasileño de Luiz Inácio Lula Da Silva.
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