Por Gabriela Martínez
Los Ángeles, California.— Mientras las redadas contra migrantes, el toque de queda y la llegada de elementos de seguridad a Los Ángeles han sepultado su economía, las protestas del sábado pasado lograron reactivar al sector gastronómico en el centro, con el arribo de miles de ciudadanos y residentes de otras ciudades y condados.
Entre las ventanas de algunos edificios se miran ondear las banderas de México y de Estados Unidos, incluso en algunas de las principales oficinas ubicadas alrededor del Ayuntamiento. Además los propietarios de algunos negocios, en donde el personal no pudo participar en las protestas, permitieron colocar carteles y mensajes de apoyo a los grupos que se han movilizado para exigir un alto a las detenciones y deportaciones.
“¡Viva México!”, grita un hombre que se asoma por una de las ventanas de un edificio de más de 10 pisos, sobre la avenida Broadway, mientras ve pasar a un grupo de latinos que caminan con la bandera tricolor; “¡amamos México!”, grita el hombre con un acento anglosajón, de piel blanca y cabello platinado.
A una calle, entre la Tercera y Cuarta, en la misma demarcación, se encuentra el Grand Central Market, un espacio donde se concentran decenas de restaurantes pequeños. Todos en el mismo lugar sobre la avenida enclavada en el centro. Este sitio, que ha sido objeto de artículos en los principales diarios de Estados Unidos, unas horas antes de la protesta del No Kings Day, el sábado lucía lleno.
Jake, un profesor de Filosofía en Glendale, era uno de ellos. Vive en una ciudad vecina a unos 30 minutos de distancia. Llegó ese mismo día a primera hora, decidió preparar sus cartulinas pero antes desayunó en el Grand Market, pidió huevos con chorizo y un café; aunque decenas de personas comían en ese mismo instante, los días anteriores la realidad era muy distinta.
“Es muy importante decir nuestra opinión, tal vez otros lugares son diferentes, pero cada uno de nosotros hemos aprendido a querer y a compartir con la gente que llega, no sólo llega al país, llega a nuestros corazones, por eso protestamos”, dice mientras termina de comer un pequeño taco con las sobras de su platillo.
Una de las áreas más golpeadas desde que se desataron los conflictos por la intervención del gobierno federal en Los Ángeles, una de las ciudades con más latinos en el mundo, ha sido el Distrito de la Moda, una serie de callejones que también se encuentran en el centro de la ciudad, el cual era atendido tradicionalmente por empleados hispanos, pero en donde la misma comunidad también se surtía.
Las cortinas de metal se mantienen puestas desde hace días; apenas uno que otro negocio decidió abrir, pero al no tener ni empleados ni clientes simplemente optaron por cerrar hasta nuevo aviso.
“Yo nací aquí, soy ciudadana, pero tengo miedo, esto nos está afectando mucho porque son muchas las familias que vivimos de esto y ni empleados ni clientes, al final son los ciudadanos los que van a salir pagando”, lamenta Lorena, una mujer de origen latino y dueña de una de las tiendas de ropa que se mantienen cerradas desde hace tres días.