Por Manuel Espino
Los grupos criminales de la Tierra Caliente de Michoacán se embolsan al año alrededor de 3 mil 600 millones de pesos por la extorsión a productores y empacadores de limón del Valle de Apatzingán, según estimaciones de citricultores y autoridades estatales.
Lo anterior, sin contar la cuota que cobran a los carniceros, polleros, abarroteros, gasolineros, tortilleros, papayeros, mangueros, panaderos, y a los que venden materiales para la construcción y transportan insumos a la región dominada por Cárteles Unidos y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Al año se producen más de 900 mil toneladas del cítrico, principalmente en los municipios de Apatzingán, Buenavista Tomatlán, Parácuaro, Aguililla, Tepalcatepec y Múgica, y organizaciones delictivas como Los Viagras, Blancos de Troya, CJNG, Caballeros Templarios, Cártel de la Virgen y el Cártel de Tepalcatepec cobran dos pesos por kilo de limón cortado y la misma cantidad por cada kilogramo que se empaca para su comercialización.
Tan sólo en Buenavista Tomatlán, el municipio con mayor producción del cítrico en el país, se generan alrededor de 286 mil 260 toneladas anualmente, lo que convierte a la localidad colindante con Jalisco en el epicentro de la extorsión de las células criminales, que desde hace años mantienen al sector productivo asolado.
Productores y empresarios consultados por EL UNIVERSAL, quienes solicitaron anonimato por temor a represalias, aseguran que las cuotas y cobros de piso de la delincuencia organizada representan entre 60% y 70% de sus utilidades anuales.
Sin embargo, denuncian, no sólo es la extorsión a limoneros, sino a los ganaderos, carniceros, tortilleros, panaderos, abarroteros y gasolineros, “todos los sectores están afectados por esto”.
El precio del limón se rige por la oferta y la demanda, pero en los últimos años su precio se ha mantenido en picada.
Desde hace unos años, el precio del limón cayó drásticamente, oscilando entre los cuatro pesos por kilogramo al mayoreo, muy por debajo del costo de producción, lo que mantiene molestos a productores, cortadores y comercializadores, así como al crimen organizado que presiona a los limoneros para aumentar su costo.
Apenas el 15 de octubre pasado, productores realizaron una manifestación en la ciudad de Apatzingán, en el marco del Paro nacional por el rescate del campo mexicano”, a fin de exigir precios justos, ya que lo que reciben en este momento está muy por debajo de los costos de producción.
Para expresar su inconformidad, los agricultores arrojaron kilogramos de la fruta sobre la calle, al grito de: “¡Ahí tá pues, si lo quiere regalado, ahí está!”.
Días antes de ser asesinado por el grupo criminal Los Blancos de Troya, Bernardo Bravo Manríquez, presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, aseguró que el limón michoacano, considerado como el motor económico de la región de la Tierra Caliente, está agonizando: “Necesitamos precios justos y créditos accesibles para mantener viva nuestra producción y el bienestar de nuestras familias”, y sentenció: “Si el limón muere, Apatzingán se hunde con él”.
De acuerdo con datos de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, existen grupos criminales que intentan controlar los días de corte de limón y los precios de venta del cítrico.
Actualmente existen más de cuatro mil productores de limón activos que comercializan entre mil y mil 500 toneladas de limón al año en el Tianguis Limonero del municipio de Apatzingán, en menos de 100 kilómetros del valle hay más de 70 mil hectáreas de limón. El principal proveedor de limón, sobre todo en invierno, es Michoacán.
La extorsión a los limoneros ha ido mutando, al grado que provocó hace unos años el cierre de empresas, empacadoras y los productores no podían transitar con el producto en regiones del estado de Michoacán por el acecho de los criminales, en ese entonces, Los Caballeros Templarios.
La Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán (ACVA) exigió a las autoridades estatales y federales ordenar el mercado fomentando el corte de limón únicamente tres días a la semana como medida urgente para ordenar su cosecha y proteger la mano de obra.
Asimismo, solicitó que haya condiciones de seguridad que permitan trabajar libremente y que no se ponga en riesgo la vida de los jornaleros y de los productores.
Señaló que llevan 15 años buscando garantizar un mercado con trazabilidad, ordenado y justo, así como seguridad para trabajar su tierra sin miedo y condiciones dignas para todas las familias que dependen del limón mexicano.
“No daremos marcha atrás hasta que nuestras demandas sean escuchadas y atendidas. La movilización de los productores de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán (ACVA) refleja el hartazgo y la gravedad de la situación que se vive para todas las familias que dependen del sector limonero”.
“Alzamos la voz para exigir acciones claras y contundentes a las autoridades de los tres niveles de gobierno”, indicó.








