Por Erick Moctezuma
Las dating apps o aplicaciones de citas como Grindr permiten a varones homosexuales y personas de la comunidad LGBTQ+ acceder a sexo casual en pocos pasos: basta con observar el mosaico de perfiles cercanos, enviar un par de “taps”, mensajes y alistar un encuentro de manera expedita.
Al igual que otras plataformas, como Tinder y Bumble, funciona con geolocalización; es decir, detecta la ubicación del usuario y le muestra perfiles próximos a su domicilio, para facilitar la probabilidad de sostener un encuentro o entablar una relación.
Esta accesibilidad para concretar reuniones presenciales ha suscitado una serie de problemáticas en los usuarios, como robos con violencia, agresiones sexuales, filtración de contenido íntimo e incluso agresiones homófobas y abuso contra menores de edad.
“Filtraron mis nudes muchas veces, para ofrecerle tríos a personas que yo no conocía, personas de mi propia universidad”, narró Bruno Arellano, un joven poblano de 19 años que es usuario de Grindr desde que tenía 13.
Sobre las agresiones que ha vivido, producto de un uso constante de la app, Bruno asegura que en ningún momento se puso en contacto con la aplicación porque desconocía que pudiera hacerlo:
“Nunca me puse en contacto con Grindr. Ni siquiera sabía que se podía hacer eso, y jamás pasó por mi mente. Creo que tenía la violencia tan normalizada que ni siquiera me daba cuenta de que era violencia”, explicó.
De acuerdo con Arellano, en más de una ocasión fue víctima de un fenómeno llamado catfishing, que consiste en la creación de una identidad falsa en línea, con el propósito de engañar a alguien.
“Eran señores, que se hacían pasar por jovencitos. Me citaban en habitaciones de moteles y, cuando entraba, intentaba irme. Muchas veces no podía, tanto por pena como por el shock. Entonces terminaban forzándome a hacer cosas que no quería, aunque les decía que me sentía incómodo”, explicó.
“Grindr no suspendió ningún perfil de mis agresores”
“Me llegaron a grabar sin mi consentimiento; me daba cuenta y aunque los obligaba a borrar los videos, de algún modo encontraban la forma de recuperarlos”, detalló Bruno.
El joven de Puebla asegura haber reportado perfiles falsos que se hacían pasar por personas que no eran, incluso suplantando su propia identidad, “para que nadie más tuviera que pasar por lo mismo que yo”.
Sin embargo, Grindr no suspendió ningún perfil denunciado. Las cuentas seguían apareciendo en la interfaz de la plataforma. Algunos desaparecían un pequeño lapso y, a los pocos días, volvían: “Es tan fácil crear nuevas cuentas que da igual si pierden una”, lamentó Arellano.
La culpa, desde entonces, comenzó a acecharlo, al pensar que “tontamente” se puso en una situación vulnerable.
El testimonio de Bruno no es aislado. Una solicitud de transparencia realizada por la revista Almanaque señala que, de acuerdo con la Fiscalía de Puebla, se han registrado 78 denuncias por delitos como abuso sexual, violación y acoso entre 2018 y 2020, siendo Grindr y Facebook algunos de los medios de contacto más recurrentes para realizar estos crímenes.
En la Ciudad de México, en 2023, el caso del influencer Efrén Esqueda que fue drogado, robado y abusado sexualmente tras reunirse con un hombre que conoció en Grindr, desató una serie de denuncias y acciones penales. El agresor contactaba víctimas, todas con una complexión física similar, y les suministraba estupefacientes para despojarlos de sus pertenencias en un estado de sumisión química y, posteriormente, extorsionarlos, según narró el joven en un video de TikTok publicado el 31 de julio de ese año.
En Instagram, Esqueda compartió una carta de su agresor, quien amenazaba con filtrar imágenes íntimas del influencer a sus contactos. La información alentó a otras víctimas a compartir sus experiencias, lo que llevó a la captura del presunto agresor. José Roberto N fue vinculado a proceso el 24 de octubre de 2023. La fiscalía capitalina informó en aquel entonces que había por lo menos 12 carpetas de investigación en su contra.
Cifras del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX confirman que el delito de sextorsión, un esquema delictivo de amenazar con difundir imágenes y videos íntimos, ha crecido cada vez más. En febrero de 2024, este siniestro aumentó 65% en comparación con el año anterior, con un 57% de personas afectadas entre los 18 y 30 años.
Pese a estos antecedentes, México está dentro del top 5 de los países que más usan “Grindr”, junto con India, Reino Unido, Brasil y Estados Unidos, de acuerdo con datos del Grindr Unwrapped.
Sin filtros para menores de edad
Los problemas con Grindr van más allá del territorio mexicano. El Instituto de Derecho de Villanova para Atender la Explotación Sexual Comercial de la Facultad de Derecho de la Universidad de Villanova en Pensilvania, Estados Unidos, advierte desde septiembre de 2021 que la aplicación, al ser uno de los pocos lugares que permite a jóvenes gays interactuar con otros varones gays, es un “espacio atractivo” para adolescentes y niños que no tienen en sus círculos sociales ni familiares personas con identidades LGBTQ+. Por tanto, recurren a mentir en internet sobre su edad, para acceder a los servicios de esta plataforma.
Por otro lado, un estudio publicado en 2018 en Journal of Adolescent Health reveló que más de la mitad de adolescentes gays y bisexuales sexualmente activos de ese Estados Unidos habían recurrido a Grindr para encontrar pareja.
En esa misma investigación se puntualiza que el uso de aplicaciones por parte de menores de edad “no es infrecuente” y que suelen publicar información privada y compartir fotografías de sí mismos sexualmente explícitas. “Los menores que conocen parejas adultas en línea podrían tener un mayo riesgo de victimización sexual e infección de VIH asociada con relaciones sexuales de edad divergente”, alerta.
Aunque en sus términos y condiciones de servicio Grindr restringe el uso de la plataforma para menores de edad, la aplicación no tiene ningún filtro que le impida a menores crear perfiles, interactuar con los usuarios y propiciar encuentros.
Por otra parte, los ataques homofóbicos también están presentes al usar la plataforma. El viernes 9 de mayo de 2025, la policía australiana comunicó al arresto de 30 personas, incluidos adolescentes, vinculados a una oleada de crímenes homófobos en la ciudad de Melbourne, Australia. Según lo reportado por EFE, los asaltantes organizaban citas desde Grindr para agredir, robar y amenazar a las víctimas, además de proferir insultos por su orientación sexual.
Grindr y la soledad como modelo de negocio
Para el sociólogo egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Rodolfo Munguía Cortés, el riesgo del uso prolongado de Grindr va más allá de los siniestros y delitos:
“Grindr, al ser un catálogo de personas, cosifica el deseo. Además de las violencias que puedes tener, es una app que mercantiliza el cuerpo humano y las relaciones sexuales”.
El especialista sostiene que, pese a que la empresa se define a sí misma como al servicio de personas homosexuales, bisexuales, transexuales, queers o simplemente “curiosos”, ha fomentado una serie de estereotipos dañinos, en particular en la comunidad gay.
De acuerdo con Munguía Cortés, en la plataforma prevalece una masculinidad hegemónica y se refuerza una exclusión de la diversidad que privilegia a aquellos usuarios con apariencia más “viril” o “varonil”, por encima de “lo femenino”.
Munguía detalló que la plataforma sigue un modelo de negocio que se basa en la retención; es decir, en capturar la atención del usuario el mayor tiempo posible.
“Grindr gana dinero si estás en la aplicación, no si sales a coger con alguien o si conoces a alguien especial. Grindr gana dinero mientras tú estás en la app. ¿Cómo? Mostrándote publicidad, vendiéndote planes Premium; por eso necesita mostrarte contenido cada vez más llamativo”.
El reto de Grindr, expuso, es convencer al usuario de hacer swipping (deslizar) de manera constante, en busca de potenciales parejas sexuales, intercambiando piropos y taps: “La idea que subyace es: te ayudamos a conectar; pero lo que la aplicación hace es obligarte a quedarte en ella, ser un usuario cautivo”.
“El efecto general de Grindr no es la conexión, sino el aislamiento. Ahí está lo perjudicial: es una aplicación que termina aislando más de lo que conecta. Eso es peligroso, no porque estar solo sea malo, pero sí porque te impide tener contacto con el otro”.
“Para hacer comunidad, necesitas tener contacto con los demás. La idea de comunidad LGBTQ+ surge, justamente, porque hay contacto, porque comparten cosas y se cuidan entre ellos”, definió el sociólogo.
No obstante, consideró que al tener cientos de plataformas cuya economía y modelo de negocios se basa en el aislamiento, se entorpece y merma la formación de nuevas comunidades.
“Ese es el principal riesgo, el verdadero peligro de la plataforma. Nos impiden el encuentro real con nosotros. En ese escenario, el desempeño sexual ni siquiera importa; si no hay contacto con el otro, no te puedes relacionar”, alertó.
Lamentó que, entonces, los usuarios más propensos a inmiscuirse en la aplicación podrían hallarse en estado de adicción, “teniendo contactos insignificantes con personas que no pasan de ser posibles encuentros sexuales”, en un “bucle de soledad” aun con toda la violencia que hay detrás.
El diario El Universal solicitó a Grindr brindar cifras de incidentes registrados y conocer medidas para garantizar la seguridad de sus usuarios. La empresa respondió que no puede divulgar información interna por “privacidad”. Además, exigió que “de ninguna manera” se asociara este trabajo periodístico con su propiedad intelectual ni se les nombrara a lo largo del reportaje.
En contraste, el equipo estadounidense de la app respondió a este diario que, pese a que no pueden compartir cifras de reportes registrados, podía atribuirse a un portavoz de Grindr sus políticas de seguridad, que van desde uso de inteligencia artificial y moderadores humanos para suspender cuentas de menores de edad, opción de “esconder” o bloquear perfiles y un baneo de fotografías de violencia o símbolos que inciten al odio.