Belén, Cisjordania.— Cargada de esperanza, la ciudad palestina de Belén encendió este sábado sus luces de Navidad por primera vez en dos años, en los que la ofensiva israelí en Gaza dejó sin decoraciones navideñas la localidad donde nació Jesús en recuerdo de las decenas de miles de muertos en el enclave palestino.
Palestinos cristianos y musulmanes venidos de diferentes puntos de Cisjordania y de Israel, junto a algunos sacerdotes y monjas que cumplen su misión en Tierra Santa, retaron a la lluvia en la plaza del Ayuntamiento de Belén, junto a la Basílica de la Natividad, para ver un encendido que llevaba dos años sin ocurrir.
El acto arrancó con el himno nacional palestino, seguido de un momento de silencio por los muertos en Gaza, donde la ofensiva israelí ha dejado más de 70 mil 100 fallecidos desde octubre de 2023.
Belén sufre sin turismo
Para Belén, una ciudad que vivía tradicionalmente del turismo, estos dos años de guerra han sido devastadores, con comercios, restaurantes y hoteles cerrados que ahora esperan ver con la tregua un anhelado aumento de visitantes.
Los ha padecido especialmente Jack Tabash, un comerciante de “más de 80 años” que habla con EFE en un castellano básico aprendido del trato con los turistas, ya que a Belén viajan tradicionalmente muchos grupos de latinoamericanos en peregrinaje a Tierra Santa.
“Cuando no hay turistas, mucha gente sufre”, dice este palestino cristiano recordando que ha tenido que cerrar dos años su tienda, situada desde hace medio siglo en la Plaza del Pesebre y especializada en artículos religiosos.
Decidió abrir hoy solo para la ceremonia de encendido del árbol, pero luego tendrá que volver a echar el cierre. “Si hay paz es mejor para nosotros, para los palestinos y para los judíos también, para Israel también”, concluye.
Entre el público, esperando tras la valla de seguridad que le dejen acceder a la plaza, Pierre Demarole, un dominico francés, explica que lleva solo unos meses en Jerusalén estudiando y destaca que celebrar por fin la Navidad en Belén es “todo un acontecimiento”.
Para los cristianos, recuerda, “es fundamental apoyar todo lo que nos recuerde que en Navidad celebramos el nacimiento del príncipe de la paz”.
“Espero que (el encendido) les dé un poco de esperanza y que demuestre al mundo que podemos hacer otras cosas en Tierra Santa además de luchar entre nosotros y librar guerras”, reflexiona.
Cristianos y musulmanes, “como hermanos”
Aunque la mayoría de palestinos de Cisjordania son musulmanes, existe una minoría de cristianos que mantienen las tradiciones navideñas. Este sábado, en la plaza de Belén se mezclan ambas religiones, dispuestas a celebrar la vuelta a una cierta normalidad.
Abir Steyn, de 27 años y oriunda de Salfit, un pueblo del norte de Cisjordania, es una de esas musulmanas. Trabaja en la universidad y ha acudido allí acompañada de un grupo de estudiantes.
“Todos somos hermanos y hermanas”, dice esta joven, para quien, aunque la situación en Gaza sigue siendo difícil, los palestinos quieren volver a sus vidas, celebrar “un poco” y “ser más resilientes”.
Abir lamenta que la plaza no está llena porque muchos palestinos tienen miedo de ir, en un entorno de ocupación israelí que restringe sus movimientos en Cisjordania. Pero defiende encontrar pequeños espacios para celebrar: “De esta manera nos damos esperanza”.
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