Washington, D.C.- Congresistas del Partido Demócrata de Estados Unidos publicaron el miércoles correos electrónicos en los que el delincuente sexual Jeffrey Epstein sugiere que Donald Trump sabía de su conducta, y donde afirma que el ahora presidente había “pasado horas” en su casa con una de las víctimas.
Trump ha negado cualquier implicación y conocimiento de las actividades de tráfico sexual de quien fuera su amigo, que falleció por suicidio en una prisión federal en 2019 mientras aguardaba ir a juicio.
Pero los demócratas del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes dijeron que los correos electrónicos “plantean serias preguntas sobre Donald Trump y su conocimiento de los crímenes horribles de Epstein”.
“Cuanto más intenta Donald Trump encubrir los archivos de Epstein, más descubrimos”, dijo -en un comunicado- el representante Robert García, el legislador demócrata de mayor rango en el Comité de Supervisión.
“Estos últimos correos electrónicos y correspondencia plantean preguntas evidentes sobre qué más está ocultando la Casa Blanca y la naturaleza de la relación entre Epstein y el presidente”, dijo García.
Los tres intercambios de correos electrónicos separados publicados el miércoles datan de después del acuerdo de culpabilidad de Epstein en 2008 en Florida, donde estaba señalado de solicitar prostitución y los fiscales federales acordaron no presentar cargos.
Ocurrieron años después de que Trump y Epstein tuvieran un supuesto distanciamiento a principios de la década de 2000. El diario estadounidense, The New York Times, publicó algunos de los mails sobre Trump.
Uno de los correos estaba dirigido a la socia y expareja de Epstein, Ghislaine Maxwell, quien hoy cumple condena de 20 años por ser partícipe de los delitos de tráfico sexual en que incurrió Epstein; los otros dos eran correos con el autor y periodista Michael Wolff.
En el correo a Maxwell, de abril de 2011, Epstein le dijo a Maxwell: “Quiero que te des cuenta de que ese perro que no ha ladrado es Trump”. Añadió que una víctima no identificada “pasó horas en mi casa con él, y nunca se lo ha mencionado”.
“He estado pensando en eso”, respondió Maxwell.
Otro correo, enviado en 2015, ilustra una conversación entre Epstein y Wolff sobre una entrevista que Trump daría a la cadena CNN, en la que Wolff aconseja dejar que el ahora presidente se incriminara a sí mismo al negar cualquier relación con el financiero neoyorquino.
“Creo que deberías dejar que él solo se ponga la soga al cuello. Si dice que no estuvo en el avión ni en la casa, eso te da una valiosa ventaja política y de relaciones públicas. Puedes hundirlo de una manera que potencialmente te beneficie, o, si realmente parece que podría ganar, podrías salvarlo, generando una deuda”, escribió Wolff.
En otro mail, de enero de 2019, Epstein le escribió a Wolff sobre Trump: “Por supuesto que sabía de las chicas, ya que le pidió a Ghislaine que parara”.
Estos correos, junto con documentos del patrimonio de Epstein, fueron entregados al Comité de Supervisión que investiga a Epstein y Maxwell, quien según los demócratas busca que Trump conmute su sentencia de prisión federal.
El pasado septiembre, los demócratas de la Cámara Baja publicaron más de doscientas páginas de un libro con felicitaciones por el cumpleaños cincuenta de Epstein, entre los que se incluye un dibujo lascivo atribuido a Trump, que niega rotundamente la autoría del mensaje con su supuesta firma.
La polémica sobre su cercanía con el pederasta ha perseguido a Trump desde que en julio pasado el Departamento de Justicia afirmara que no se iba a publicar más información sobre el financiero neoyorquino.
Esta medida incendió a las bases MAGA (siglas de “Hacer grande a Estados Unidos de nuevo”), seguidores acérrimos del presidente republicano, que consideran válidas las teorías -a las que el propio Trump ha dado sustento- que aseguran que entre las listas de clientes de Epstein había figuras poderosas del ámbito económico y político.
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