En septiembre, niños, niñas y adolescentes en edad escolar volverán a las aulas tras las vacaciones de verano. Para muchos supone un reencuentro con amigos y aprendizaje, pero para quienes sufren acoso escolar o ciberacoso el regreso puede ser una fuente de tensión con consecuencias sobre su salud.
Un 9,5 % de los menores de 12 años asegura haber sufrido acoso y un 9,2 % ciberacoso
De acuerdo con el Estudio Estatal sobre la Convivencia Escolar en Centros de Educación Primaria, un 9,5 % de los menores de 12 años asegura haber sufrido acoso y un 9,2 % ciberacoso. En Secundaria la cifra asciende hasta casi el 20%.
“El acoso escolar no es un problema nuevo. Sin embargo, la generalización del uso de pantallas en edades cada vez más tempranas y la dificultad para vigilar estas conductas favorecen los casos de ciberbullying”, afirma Teresa Cenarro, vicepresidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap). “Cada vez detectamos en consulta a niños y niñas más pequeños, desde los 8 años, víctimas de ciberacoso”.
Cambios de comportamiento
La organización reclama una vigilancia más activa por parte de familias, docentes y profesionales de la salud infantil para identificar problemas conductuales y somatizaciones vinculados a la escuela. Marta Torrejón, pediatra de Atención Primaria en Madrid, apunta algunas señales de alerta: “El empeoramiento del rendimiento escolar, cambios de comportamiento llamativos, negativa a realizar actividades que antes disfrutaban o la exacerbación de enfermedades crónicas. En el ámbito físico, pueden aparecer moratones, arañazos o material escolar dañado”.
Otros indicios son las somatizaciones, como vómitos, dolor abdominal, dolor de cabeza, angustia o ansiedad, además de problemas emocionales como mutismo selectivo, tristeza persistente o timidez extrema.
Los más vulnerables a niños muy tímidos o impulsivos, expuestos a violencia familiar, con sobrepeso, del colectivo LGTBI+ o con enfermedades crónicas o mentales
Según Torrejón, los perfiles más vulnerables son “niños muy impulsivos o muy tímidos, los expuestos a violencia en el entorno familiar, aquellos cuya apariencia física se percibe fuera de lo habitual, los que tienen sobrepeso u obesidad, pertenecen al colectivo LGTBI+ o conviven con enfermedades crónicas o mentales”.
El perfil del acosador
Respecto a los acosadores, suelen ocupar “un papel de líder negativo en el grupo, incitando a otros a participar en comportamientos de acoso y mostrando falta de empatía”. La pediatra también menciona la figura del bully-victim, menores que han sido víctimas y acaban convirtiéndose en agresores.
Aconsejan escuchar de forma abierta, elaborar con el menor y el centro escolar un plan de seguridad, registrar con detalle lo ocurrido y, si es necesario, recurrir a apoyo profesional
Para afrontar estas situaciones, recomienda “escuchar de manera abierta, diseñar junto con el menor y el centro escolar un plan de seguridad, documentar con fechas y lugares lo ocurrido y, cuando sea necesario, buscar apoyo profesional”. En los casos de ciberbullying, aconseja contactar con los responsables de las plataformas para retirar contenidos vejatorios y vigilar el uso de dispositivos.
La vicepresidenta de AEPap concluye que la educación en valores es esencial: “En el mundo diverso en el que vivimos, debemos trabajar mucho el respeto y la aceptación de lo diferente. Si queremos acabar con las situaciones de acoso, debemos inculcar la idea de que nadie es distinto, sino que todos somos diferentes”.