A continuación, el discurso del Secretario General de la ONU, António Guterres, pronunciado por el Jefe de Gabinete, Earle Courtenay Rattray, en la reunión especial que conmemora el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, celebrada hoy en Nueva York:
Tengo el honor de transmitir un mensaje del Secretario General.
Hoy nos reunimos para reafirmar una simple verdad: el pueblo palestino tiene derecho a la dignidad, a la justicia y a la autodeterminación. Sin embargo, en los últimos dos años, estos derechos han sido violados de forma incomprensible. Gaza yace en ruinas. El hambre, las enfermedades y el trauma proliferan. Escuelas, hogares y hospitales están destrozados. Y decenas de miles de personas, en su mayoría mujeres y niños, han perdido la vida.
La población de la Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén Oriental, también sufrió penurias indescriptibles en medio de las operaciones militares israelíes, la violencia de los colonos, la expansión de los asentamientos, los desalojos y las demoliciones.
El acuerdo de alto el fuego de octubre ofrece destellos de esperanza. La aprobación de la resolución sobre Gaza por parte del Consejo de Seguridad constituye un paso importante en su consolidación. Agradezco los esfuerzos de los mediadores —principalmente Egipto, Qatar, Turquía y Estados Unidos— e insto a todas las partes a que la respeten plenamente y avancen con celeridad hacia la siguiente fase.
Es fundamental que este impulso diplomático se traduzca en avances concretos y urgentes sobre el terreno. La ayuda humanitaria vital debe entrar en Gaza sin obstáculos y a gran escala. Las obligaciones de Israel son claras, como lo señaló la Corte Internacional de Justicia en su reciente opinión consultiva. Insto a todos los Estados Miembros a que cumplan el objetivo vital de 4.000 millones de dólares del llamamiento urgente para el Territorio Palestino Ocupado.
El Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS) también sigue siendo un salvavidas. Un salvavidas para millones de palestinos. La comunidad internacional debe respaldarlo, en la Cisjordania ocupada, en Gaza y en su labor con los refugiados palestinos en toda la región.
La condición de Estado para los palestinos es un derecho. Reitero mi llamamiento para que se ponga fin a la ocupación ilegal del Territorio Palestino —tal como lo afirman la Corte Internacional de Justicia y la Asamblea General— y para que se avance irreversiblemente hacia una solución de dos Estados, de conformidad con el derecho internacional y las resoluciones pertinentes de la ONU, con Israel y Palestina conviviendo en paz y seguridad dentro de sus fronteras seguras y reconocidas, sobre la base de las fronteras anteriores a 1967, y con Jerusalén como capital de ambos Estados.
Muchos de los recientes ataques en la Cisjordania ocupada se dirigieron contra palestinos que intentaban cosechar sus aceitunas. Es difícil ignorar la ironía: este símbolo de paz —originario de Oriente Medio, conocido en todo el mundo y que figura en la propia bandera de la ONU— fue pisoteado.
Es un símbolo de cómo esta tragedia ha puesto a prueba las normas que han guiado a la comunidad internacional durante décadas. Más periodistas han muerto que en cualquier otro conflicto desde la Segunda Guerra Mundial, la gran mayoría de ellos palestinos. Más trabajadores humanitarios, en su mayoría colegas de la UNRWA, han muerto que en cualquier otro momento de la historia de nuestra Organización, y, de nuevo, la mayoría de ellos palestinos.
Lograr justicia en Palestina implica defender los derechos y las leyes en todas partes. Las Naciones Unidas nunca flaquearán en su compromiso con el pueblo palestino y su derecho a la autodeterminación. Hago un llamamiento a todos los gobiernos, la sociedad civil, los líderes religiosos y la ciudadanía en general para que se unan a nosotros.
La esperanza puede hacerse realidad. La esperanza de que los niños de Palestina e Israel despierten un día en un mundo sin miedo. La esperanza de que las familias de todo Oriente Medio vivan con dignidad, no en la desesperación. La esperanza de que dos pueblos, unidos por la historia, la geografía y la humanidad, convivan en paz.
En este Día Internacional de la Solidaridad, transformemos esa esperanza en acción y ayudemos al olivo a crecer de nuevo: por la justicia, la humanidad y la paz.








