Por Manuel Espino
El gobierno de Donald Trump amplió sus operaciones militares antidroga al océano Pacífico, pero las Armadas integradas en el Centro Internacional de Investigación y Análisis contra Narcotráfico Marítimo (CMCOM) ven “imparable” el flujo de cocaína por esta región, pese a que en los últimos cinco años se duplicó su incautación.
No obstante, el organismo formado por las Armadas de México, Colombia, Brasil, Ecuador, Guatemala, Honduras, Panamá, Perú, República Dominicana y Países Bajos consideró que acciones internacionales como la Operación Hammer, del Comando Sur de Estados Unidos, han sido efectivas en la intercepción de cargamentos de dicha droga, ante el creciente tráfico.
En un informe destacó que los decomisos de cocaína pasaron de 180 toneladas en 2020 a 351 en 2024, lo que, consideró, demuestra que sólo se incauta una porción de la cocaína que sale de Colombia, Perú y Bolivia a Centroamérica y México, y de allí sobre todo a los mercados de Estados Unidos y Europa.
“A pesar de los elevados volúmenes de incautaciones de cocaína, el flujo de la droga es imparable. En los últimos años, los niveles de incautaciones también están aumentando en costas del Pacífico, en El Salvador, Guatemala, Costa Rica, Honduras y Panamá”, reveló.
Según el reporte Análisis y escenarios de la interdicción marítima de cocaína en las rutas del Pacífico, México ocupa el segundo lugar en incautaciones de cocaína en el Pacífico, con un total de 229 toneladas, entre 2020 y 2024, sólo detrás de Ecuador, considerado el país más afectado por el tránsito de esta droga. “Es importante destacar además que las labores de interdicción marítima de México también han tenido un crecimiento significativo de 354%, de la misma manera que El Salvador, con un incremento de 722%, y Guatemala, pues aunque con un volumen menor, también creció en 1,546%”, afirmó.
Según el Centro Internacional de Investigación y Análisis contra Narcotráfico Marítimo, con sede en Bogotá, el Comando Sur del Pentágono lidera las operaciones en el norte de Sudamérica y en las costas centroamericanas para atacar a grupos criminales que transportan drogas, precursores químicos, dinero en efectivo y armas por las rutas marítimas, junto a Colombia y Ecuador, entre otros países.
Lo anterior, a través de la Operación Hammer (Martillo), una iniciativa de Estados Unidos y Europa para controlar las rutas de tráfico ilícito en las aguas costeras del istmo centroamericano, en la que participan 15 países: Belice, Canadá, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Francia, Guatemala, Honduras, Países Bajos, Nicaragua, Panamá, España, Reino Unido, Estados Unidos y Chile.
“La Operación Martillo es un despliegue aeronaval y de agencias de seguridad multinacional para la detección, vigilancia e interdicción. El mayor despliegue de las operaciones de Martillo se refleja en la mayor incautación de drogas que utilizan las rutas del Pacífico y Caribe. Sin duda, estas acciones multinacionales afectan a las organizaciones criminales e influyen en las dinámicas criminales en el cambio de rutas y modalidades y en el desplazamiento de los centros de producción de drogas”, indicó.
Al señalar que Estados Unidos es el principal interesado en desplegar operaciones internacionales para frenar el ingreso de drogas a su territorio, el organismo naval aseguró que cada año se mejora la coordinación internacional y es probable que se refuerce la cooperación, debido a que el gobierno del presidente Donald Trump priorizó la lucha contra los narcóticos.
“Una mayor efectividad en la interdicción [intercepción] marítima debido al apoyo del Comando Sur implicaría un mayor riesgo para el narcotráfico en el uso de las rutas sudamericanas y centroamericanas del Pacífico. Esto implicaría el uso de rutas alternativas de menor riesgo de interdicción marítima”, refirió el documento.
No obstante, el CMCOM alertó que el aumento de cultivos de coca en el occidente colombiano seguirá presionando en lo que resta del año con una mayor oferta de cocaína y un mayor uso de las rutas del Pacífico para el tráfico de la droga.
“Por ahora, no se avizora ningún cambio significativo en el crecimiento de la oferta de cocaína en Colombia”, sentenció.
Señaló que en tres años (2020-2023), el área cocalera en Colombia, integrada por los departamentos de Chocó, Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Putumayo y Caquetá, cercanos al Pacífico, creció 126%, concentrando 65% de la producción nacional.
Tomando en cuenta el cálculo del último Informe de monitoreo de coca de Naciones Unidas (UNODC, 2024), la producción potencial de cocaína es estos departamentos sería de mil 732 toneladas (65% del total nacional de 2 mil 664 toneladas). Esta tendencia es probable que se haya mantenido en 2024 y continúe en 2025, subrayó.
En conclusión, el CMCOM afirmó que el Pacífico latinoamericano se consolidó como una de las principales rutas de salida de cocaína producida en Colombia, Perú y Bolivia, con un aumento significativo en el aseguramiento de cargamentos, especialmente en Ecuador, lo que sugiere tanto un mayor tráfico de drogas como una mayor efectividad en los operativos de intercepción.
Expuso que, aunque las lanchas rápidas (go-fast) siguen siendo el medio más utilizado por los cárteles de la droga para el transporte marítimo de cocaína (44% de las incautaciones en 2024), el tráfico por contenedores comerciales también juega un papel relevante. “Sin embargo, la disminución de incautaciones en semisumergibles LPV podría indicar un cambio en los métodos d e tráfico, ya sea por su difícil detección o por los altos costos de producción y operación”, dijo.
Alertó que el auge del narcotráfico en Ecuador se refleja en el crecimiento de incautaciones y la captura de más de 500 pescadores implicados en el tráfico de cocaína.
“La utilización de la Ruta Galápagos, aprovechando su flujo comercial y logístico, ha convertido a las costas ecuatorianas en un punto clave para el trasiego de drogas hacia Centroamérica y México”, subrayó.
Añadió que mientras la presión sobre el tráfico de drogas en el Pacífico aumenta, la Ruta del Sur, conformada por Brasil, Argentina, Uruguay y Chile, se está convirtiendo en una alternativa menos riesgosa para la exportación de cocaína hacia Europa, Asia y África.
“La caída de 30% en incautaciones en esta zona entre 2019 y 2024 sugiere que las organizaciones criminales están trasladando operaciones hacia rutas más seguras”.
Ante este escenario, el Centro Internacional de Investigación y Análisis contra Narcotráfico Marítimo recomendó fortalecer el intercambio de información y colaboración entre países sudamericanos, Estados Unidos y la Unión Europea para interceptar la cocaína en el Pacífico.
También sugirió modernizar los sistemas de vigilancia marítima y aumentar el uso de tecnología de detección avanzada, como drones y sistemas satelitales, para identificar embarcaciones sospechosas.








