Por Sebastián García
Lionel Messi vivió una despedida soñada en su último partido oficial como local con la selección argentina, que superó a Venezuela por 3-0 en una noche que conmovió hasta las lágrimas al astro entre demostraciones de amor constante del público y la compañía de su familia.
Desde la llegada misma de la delegación argentina al estadio Monumental de Buenos Aires, 85 mil almas mostraron su devoción por el jugador de 38 años del Inter Miami, que con un doblete volvió a ser determinante para el triunfo de la Albiceleste por la penúltima fecha de las eliminatorias suramericanas rumbo al Mundial 2026.
Messi salió al campo de juego junto a sus tres hijos, Benjamín, Thiago y Mateo, fruto de su relación con Antonela Roccuzzo, quien lideró la comitiva familiar de casi 50 personas que concurrió al partido.
La emoción se apoderó del máximo goleador de la Selección Argentina: apenas pisó el césped para la entrada en calor, intentó sin éxito contener las lágrimas.
Un poco después, aferrado a sus hijos durante el himno nacional argentino, pareció verse sobrepasado por el canto ensordecedor de miles y miles de argentinos, ante lo que eligió el mutismo.
Una bandera homenajeó a Lionel Andrés desde la segunda bandeja de las gradas: “Gracias por todo, mi capitán”.
Si bien siempre es protagonista excluyente de cada partido del combinado, esta vez todo el espectáculo lo tuvo en el centro de la escena, aun cuando el atacante no resaltó durante buena parte del primer tiempo, hasta que llegó la apertura del marcador.