Roma, Italia.— Con la solemne misa la Iglesia en el mundo, celebrada en la Capilla Sixtina y a la que asistieron todos los cardenales presentes en esta ciudad, dio inicio la era del papa León XIV, de Robert Francis Prevost, el primer Pontífice de nacionalidad estadounidense y peruana, y primer miembro de la congregación agustiniana en la bimilenaria historia de la Iglesia católica. Durante su homilía, el Papa declaró que su elección fue a la vez una cruz y una bendición, mientras empezaban a surgir detalles de cómo los votos se unieron rápidamente para convertirlo en el primer Papa estadounidense de la historia.

León hizo unas declaraciones improvisadas en inglés en la Capilla Sixtina a los cardenales que lo eligieron para seguir los pasos orientados a la justicia social del papa Francisco. Reconoció la gran responsabilidad que le habían confiado antes de pronunciar una breve pero densa homilía sobre la necesidad de difundir el cristianismo con alegría en un mundo que a menudo lo ridiculiza.

“Ustedes me han llamado a llevar esa cruz y a ser bendecido con esa misión, y sé que puedo contar con cada uno de ustedes para caminar conmigo mientras continuamos como Iglesia, como comunidad, como amigos de Jesús, como creyentes, para anunciar la buena nueva, para anunciar el Evangelio”, dijo.

Fue en esa misma capilla decorada con frescos donde León, un misionero agustino nacido en Chicago como Robert Prevost, fue elegido el jueves por la tarde como Papa, superando la prohibición tradicional contra un jerarca católico de Estados Unidos debido al poder secular que ejerce el país.

Mientras, los primeros actos oficiales del nuevo pontificado se hicieron públicos, incluyendo el documento que sanciona el ascenso de León XIV al trono de San Pedro, el que certifica la elección del nombre, y aquel con el que el nuevo Papa confirma, hasta nueva orden, a todos los titulares de los dicasterios (ministerios) de la Curia romana.

Fue asimismo anunciado que el nuevo Papa celebrarará este domingo el Regina Celli desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, que el lunes encontraría a los periodistas y operadores de la comunicación que cubrieron el cónclave y que su primera salida del Vaticano será, en una fecha por fijar, a la tumba de Francisco en la Basílica de Santa María la Mayor.

“Me han confiado un tesoro”, dijo León XIV a los cardenales en una de las partes de su homilía, para después agregar, parafraseando en buena parte al difunto Francisco, “no son pocos los contextos en los cuales la fe cristiana es considerada una cosa absurda, para personas débiles y poco inteligentes; contextos en los que hoy se prefieren seguridades como la tecnología, el dinero, el éxito o el poder”.

Para el nuevo Papa esta pérdida de la fe trae consigo auténticos dramas como la pérdida del sentido de la vida, de la dignidad de las personas y la crisis de la familia, fenómeno (la pérdida de la fe) que incumbe no sólo a los no creyentes, sino también a los bautizados que, recorriendo este camino, terminan por vivir un ateísmo de facto, porque “también hoy faltan contextos en los que Jesús, al ser apreciado como hombre”, es “reducido a una especie de líder carismático o superhombre”, explicó León XIV.

Recordando que, como sucesor de Pedro llevaba a todos la Buena Noticia, el nuevo Pontífice retomó una célebre expresión de San Ignacio de Antioquia pronunciada poco antes de su inminente sacrificio: “Cuando el mundo no verá más mi cuerpo, seré un verdadero discípulo de Jesús”, escribió el santo, dijo el Papa, explicando que dar la vida por Jesús, por su iglesia, es una bendición para un cristiano, porque Cristo, hace más de 2 mil años, dio su vida para salvar a una humanidad pecadora y desorientada. Su homilía fue muy aplaudida por el Colegio de Cardenales.

El sábado, León XIV se reúne formalmente con los cardenales. El domingo, impartirá su primera bendición del mediodía desde la logia de la Basílica de San Pedro, mientras que su misa de investidura formal está prevista para el 18 de mayo.

León XIV asumirá oficialmente el puesto de Papa en una misa el 18 de mayo, dijo el Vaticano el viernes, y presidirá su primera audiencia general el 21 de mayo.

León ha pedido a todos los jefes de oficinas del Vaticano, quienes técnicamente perdieron sus trabajos con la muerte del papa Francisco, que regresaran a trabajar hasta nuevo aviso, según el Vaticano. Dijo que quería tomarse tiempo para “reflexión, oración y diálogo” antes de tomar más decisiones sobre confirmarlos definitivamente.

El nuevo Papa ha sido señalado de haber encubierto casos de pedofilia cuando era miembro de la Conferencia Episcopal de Perú y cuando desarrollaba su labor pastoral en Chicago, Estados Unidos, pero ayer el obispo de Chiclayo, Edinson Farfán, sucesor de Robert Prevost en esa Diócesis, negó que el nuevo Jerarca Católico encubriera presuntos abusos sexuales.

“Puedo decirles que el papa León XIV ha sido el más sensible en la Iglesia peruana, y lo dan los testimonios, grandes personas que han dicho en medios de comunicación que gracias a él se les ha escuchado y se ha permitido que se les haga justicia”, declaró Farfán al respecto.

Horas previas a la votación

Tras su cónclave, los cardenales comenzaron a describir las horas previas a la votación final, el jueves por la tarde.

“Es un milagro del Espíritu Santo”, dijo el cardenal Fernando Natalio Chomalí Garib, arzobispo de Santiago de Chile. Señaló que 133 hombres que apenas se conocían, procedentes de 70 países, llegaron a un acuerdo en poco más de 24 horas. Un milagro, dijo, “y también un ejemplo para todos nuestros países donde nadie se pone de acuerdo”.

Los cardenales revelaron que conocieron a Prevost durante las conversaciones precónclave, no porque pronunciara un discurso sensacional como el del papa Francisco en 2013. Luego, el cardenal Jorge Mario Bergoglio habló sobre la necesidad de que la Iglesia fuera a las “periferias existenciales” para encontrar almas heridas y fue elegido poco tiempo después.

“No fue que se levantó y pronunció un discurso abrumadoramente convincente que simplemente impresionó a todos”, dijo el cardenal Wilton Gregory, arzobispo retirado de Washington, D.C.

Esta vez, Prevost causó sensación con su forma de ser, en grupos pequeños. Aunque el italiano siempre había sido el idioma principal de los cónclaves anteriores, esta vez el inglés pareció prevalecer, comentaron los participantes.

El cardenal alemán Reinhard Marx, asesor cercano de Francisco, dijo que tomó nota del hombre que se convertiría en Papa: un estadounidense con profunda experiencia en América Latina, fuerte fluidez lingüística y cultural, y una historia de liderazgo como superior de los agustinos.

“Eso me convenció para decir que esto podría ser una posibilidad”, declaró Marx a la prensa el viernes. “Les aseguro que estoy muy contento”.

Marx también recordó haber conocido al futuro Papa el año pasado y haber quedado impresionado por su temperamento.

“Tuvimos una conversación muy buena”, declaró. “Me di cuenta de que es un hombre que escucha, se toma los argumentos en serio y los sopesa. No se le puede encasillar en un solo bando; realmente se esfuerza por tender puentes. Eso me gustó mucho”.

“Solíamos bromear con que iba a ser Papa”

Entretanto, Louis Prevost aún trata de entender lo que le acaba de pasar a su familia. Su hermano pequeño, Robert Francis, se convirtió en León XIV, el primer Papa estadounidense de la historia, un destino increíble para un niño de Chicago que soñaba con ser cura.

“Cuando éramos niños, le gustaba mucho jugar a ser cura. Yo pensaba: ‘¿Qué diablos? ¿Cura?’ Él compraba pequeños caramelos con forma de disco y fingía que eran obleas de comunión y se los daba a todos nuestros amigos en el patio”, recuerda con una sonrisa. “Solíamos bromear con que iba a ser Papa algún día y eso no le gustaba”.

Cuando el cardenal protodiácono, el francés Dominique Mamberti, pronunció al fin el nombre de su hermano, Louis estalló de alegría.

“Estaba en la cama sentado, y menos mal, porque si no probablemente me habría caído al suelo. Pensé: ‘Mi hermano es el Papa. No me lo puedo creer’”, cuenta. “Mi mente voló fuera de este mundo, es loco, ridículo. Estaba tan emocionado”.

Mientras, lo que genera interrogantes es el hecho de que la elección del cardenal Robert Prevost haya coincidido con una conspicua donación hecha por el presidente Donald Trump al Vaticano durante los funerales del papa Francisco.

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