Por Ana Karen Velázquez
La transformación digital ha generado avances en la manera en que las personas interactúan con el entorno, facilitando procesos, agilizando comunicaciones y permitiendo el acceso a servicios desde cualquier lugar. Sin embargo, este progreso también ha dado paso a nuevas amenazas cibernéticas, entre ellas el keylogging, una técnica silenciosa que compromete la privacidad de los usuarios.
¿Qué es el Keylogging?
El keylogging consiste en registrar, de manera oculta, las pulsaciones del teclado en un dispositivo. Este mecanismo permite a los ciberdelincuentes obtener información personal sin el conocimiento del usuario.
Los datos robados a través de esta técnica incluyen contraseñas, números de tarjetas bancarias, credenciales de acceso y otro tipo de contenido sensible.
Esta modalidad se puede ejecutar por medio de software malicioso o mediante dispositivos físicos conectados al equipo. En ambos casos, el objetivo es el mismo: capturar información que pueda ser utilizada para cometer fraudes financieros, suplantación de identidad o comercialización de datos personales.
Uno de los aspectos más complejos del keylogging es su capacidad para pasar desapercibido. Muchos de estos programas están diseñados para operar en segundo plano, sin afectar el rendimiento del sistema ni ser detectados por herramientas de seguridad tradicionales. En consecuencia, las víctimas solo advierten la intrusión cuando ya se ha producido un daño considerable.
Recomendaciones clave para prevenir el robo de datos mediante keylogging
Aunque no siempre es posible identificar la presencia de un keylogger de forma inmediata, existen prácticas que ayudan a reducir el riesgo de exposición.
La primera medida es ejercer precaución al interactuar con mensajes de correo electrónico. Es importante no abrir enlaces ni descargar archivos provenientes de remitentes desconocidos o sospechosos.
Al realizar operaciones bancarias, se recomienda ingresar únicamente a través de plataformas oficiales.
También es fundamental evitar el acceso a cuentas personales desde computadoras públicas o redes de uso compartido, como las que se encuentran en cafeterías, aeropuertos o bibliotecas.
Asimismo, otras recomendaciones para fortalecer la protección digital incluyen:
• Evitar el uso de redes Wi-Fi públicas sin una conexión cifrada, preferiblemente utilizando una VPN.
• Instalar y mantener actualizado un software antivirus de confianza.
• Utilizar contraseñas seguras, únicas para cada cuenta, que incluyan números, mayúsculas y caracteres especiales.
• Desactivar la opción de almacenamiento automático de contraseñas en los navegadores.
• Aplicar regularmente las actualizaciones del sistema operativo y de las aplicaciones instaladas.
• Activar la autenticación en dos pasos para añadir un nivel adicional de seguridad.
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