Por Antonio Hernández
La caída esperada este año en el flujo de remesas que ingresa a México pone en riesgo la salud financiera de hogares de menores recursos, en los cuales la recepción de esos recursos supera en algunos casos 30% de sus ingresos.
Analistas económicos anticipan una reducción de entre 4% y 6% en las transferencias que realizan desde el extranjero los paisanos a sus familias, sobre todo los que emigraron a Estados Unidos, reflejando ya la debilidad en el sector laboral del país vecino, las políticas migratorias agresivas del presidente Donald Trump, así como un tipo de cambio más favorable al peso.
De acuerdo con el Anuario de Migración y Remesas 2025 de BBVA, publicado el miércoles pasado, en hogares receptores de remesas más de 30% de sus ingresos corrientes provienen de esa fuente. Así, la proporción combinada de ingresos por remesas y trabajo puede llegar a 67%, superando las percepciones laborales de familias que no reciben remesas, en las cuales representan un promedio de 64.4%.
Aunque a nivel nacional las remesas representan 3.5% del producto interno bruto (PIB), en algunas entidades la dependencia sobre esos recursos es significativamente mayor. Chiapas tiene la mayor proporción, con 14.6% de su PIB originado por esa vía, y le siguen Guerrero (14%), Michoacán (11%), Zacatecas (10.9%) y Oaxaca (10.3%).
El caso de Chiapas destaca, pues históricamente no figuraba entre los estados con mayor dependencia de las remesas, pero recientemente su situación cambió de manera acelerada, influida en parte por los flujos migratorios de Centro y Sudamérica.
En contraste, Campeche, Tabasco y Nuevo León registran un impacto mínimo, con porcentajes que van de 0.5% a 0.9% del PIB, lo que muestra el efecto desigual de la fluctuación de las remesas en distintas regiones del país.
Limitaciones
La capacidad de las remesas como factor amortiguador se verá cada vez más limitada por los posibles cambios en la política migratoria o la adopción de otras medidas por parte de Estados Unidos, como un mayor control sobre el envío de fondos o la aplicación de impuestos y gravámenes que encarecen las transferencias, alertó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su último Estudio Económico regional.
En tanto, el análisis de BBVA México coincide con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024 del Inegi, publicada hace unos días, en cuanto a que los ingresos por remesas representan una tercera parte de los ingresos de los hogares más pobres del país.
“[Las remesas] tienen una importancia fundamental”, dijo el economista en jefe del banco, Carlos Serrano.
BBVA México prevé una caída de 5.8% en las remesas que ingresarán al país en 2025, para ubicarse en 61 mil millones de dólares, desde 64 mil 700 millones captados el año pasado. Previamente, Banamex vaticinó también una reducción de 4%.
Según BBVA, los hogares receptores de remesas tienen relativamente más adultos con ahorros, tanto formales como informales, pero una menor tenencia de productos de crédito formales.
Así, las personas adultas en hogares receptores de remesas sienten mayor libertad financiera, pero padecen de menor resiliencia, seguridad y control en su salud financiera.
Golpe a corto plazo
En opinión del profesor del Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM, Ignacio Martínez, las políticas de Trump, aunadas a un tipo de cambio favorable al peso, provocarán una disminución de 5 mil a 7 mil millones de dólares sobre las remesas en 2025.
“Si bien reciben menos remesas con relación a Jalisco, Guanajuato y Nuevo León, para las entidades del sur-sureste implican un importante recurso para el gasto familiar”, detalló el académico.
En entrevista, el también coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la UNAM resaltó que las políticas antiinmigrantes de Trump y el cobro del impuesto de 1% tendrán impactos mayores a corto plazo en las transferencias.
“Sí le ha resultado a Donald Trump su estrategia, tanto en aranceles, también en cuanto a empresas que se están trasladando a Estados Unidos, por lo tanto, aumentaría la persecución a raíz de que también estaría provocándose la creación de empleo formal”, detalló.
Más allá de apoyos sociales, las entidades dependientes de esos recursos requieren acelerar la creación de empleos, recalcó Martínez.
Si bien se prevén impactos en el mercado laboral de Estados Unidos por las políticas antiinmigrantes, el golpe más fuerte será a consecuencia de los aranceles que Trump ha aplicado, dijo.
“No necesariamente será por la mano de obra migrante, ilegal o documentada. Será más por la cuestión de los aranceles, principalmente en la manufactura, en el sentido de que a las empresas se les va a encarecer el proceso en la planta, y una salida podría ser el despido, pero esto lo estaremos viendo ya con datos al cuarto trimestre de este año”, resaltó.