Por Iván Martín
En una región del espacio donde la influencia gravitatoria de Neptuno apenas alcanza, un equipo internacional de astrónomos ha identificado un cuerpo celeste que podría cambiar nuestra comprensión del sistema solar. Bautizado como Ammonite y oficialmente designado como 2023 KQ14, este objeto ha sido clasificado como un sednoide, una rara categoría de cuerpos transneptunianos con órbitas extremadamente alargadas y alejadas del Sol.
La detección se realizó gracias al telescopio Subaru, ubicado en Hawái, como parte del ambicioso proyecto FOSSIL (Formation of the Outer Solar System: An Icy Legacy), cuyo objetivo es rastrear los vestigios helados que conservan la memoria de los primeros días del sistema solar.
¿Qué es un sednoide y por qué Ammonite es especial?
Los sednoides son objetos que orbitan más allá de Neptuno y se caracterizan por trayectorias muy excéntricas. Hasta ahora, solo se conocían tres. Ammonite se convierte en el cuarto miembro de este exclusivo grupo, y lo hace con una órbita que lo lleva a acercarse al Sol a una distancia de 71 unidades astronómicas (una UA equivale a la distancia entre la Tierra y el Sol), y alejarse hasta 252 UA.
Con un diámetro estimado entre 220 y 380 kilómetros, Ammonite es unas 45 veces más ancho que la altura del Everest. Pero lo que realmente intriga a los científicos es que su órbita no coincide con la de los otros sednoides, lo que sugiere que algo extraordinario ocurrió hace unos 4,2 mil millones de años.
¿Adiós al noveno planeta?
Durante años, la hipótesis del Planeta Nueve ha intentado explicar la alineación de las órbitas de varios objetos lejanos. Sin embargo, Ammonite rompe ese patrón. Según el Dr. Yukun Huang, del Observatorio Astronómico Nacional de Japón, esta discrepancia reduce significativamente la probabilidad de que dicho planeta exista. “Es posible que un planeta haya existido en el sistema solar y haya sido expulsado, provocando las órbitas inusuales que observamos hoy”.
Gracias a simulaciones numéricas realizadas con los recursos computacionales del Observatorio Nacional de Japón, se ha determinado que Ammonite ha mantenido una órbita estable durante al menos 4,5 mil millones de años. Esto lo convierte en un auténtico fósil cósmico, una reliquia que conserva información sobre los procesos dinámicos que dieron forma al sistema solar en sus primeras etapas.
El Dr. Fumi Yoshida, líder del proyecto FOSSIL, destaca que “comprender la evolución orbital y las propiedades físicas de estos objetos únicos y distantes es esencial para reconstruir la historia completa del sistema solar”. Y, gracias a este nuevo descubrimiento, se está mucho más cerca de tener una mayor precisión en este campo y resolver algunas de las dudas existentes hasta la fecha.
El descubrimiento de Ammonite no solo aporta datos valiosos sobre la formación planetaria, sino que también abre nuevas vías de investigación. El telescopio Subaru, con su capacidad de observación de campo amplio, se posiciona como una herramienta clave para seguir desenterrando fósiles cósmicos que podrían revelar secretos aún ocultos en los confines del sistema solar.