A lo largo de su carrera, los Minnesota Timberwolves han visto a Anthony Edwards retorcerse de dolor en la cancha en múltiples ocasiones, solo para luego ver a su estrella regresar al juego.
Pero esta vez pareció diferente. El esguince en el tobillo izquierdo que lo obligó a salir en el segundo cuarto del Juego 2 contra Golden State el jueves por la noche incluso lo asustó a él mismo.
“Este en particular me preocupó de verdad”, admitió el entrenador Chris Finch. “Ser un atleta de élite tiene sus ventajas, y superar rápido estas cosas es una de ellas. Pero honestamente, ya estaba planeando no volver a verlo en el partido”.
Sin embargo, Edwards logró regresar una vez más, provocando un rugido de la multitud cuando reapareció para el calentamiento previo al segundo tiempo. El jugador de 23 años terminó con 20 puntos, 9 rebotes, 5 asistencias y 3 robos en la victoria 117-93 que empató la serie.
“Esta vez fue una locura”, reconoció Edwards. “Pero estaré bien”.
La jugada de la lesión
Edwards intentó rematar un contraataque con una bandeja que Trayce Jackson-Davis bloqueó, aterrizando luego sobre su pie izquierdo.
Al caer bajo el aro, Edwards agarró inmediatamente su tobillo. No podía apoyar el pie y necesitó ayuda para salir, mientras hasta Draymond Green se acercó a ver cómo estaba.
Recuperación exprés
En el locker room, David Hines (vicepresidente de operaciones médicas) trabajó en su rehabilitación.
“Al tercer movimiento de movilidad, ya sentí que mejoraba. Le dije: ‘Si lo vendamos, probaré cómo se siente'”, relató Edwards. “Él hace un gran trabajo asegurándose de que esté listo. Un reconocimiento para David”.
Rendimiento post-lesión
El escolta (4° en anotación de la NBA esta temporada) solo llevaba 7 puntos (2/7 en tiros) al lesionarse. Su actuación tras el regreso calmó cualquier preocupación sobre su disponibilidad en la serie.
Una prueba clave fue cuando recibió un alley-oop de Julius Randle para anotar en el tercer cuarto.
“Es como Superman, en serio”, elogió su compañero Jaden McDaniels.
