A continuación, el mensaje del Secretario General de la ONU, António Guterres, con motivo del Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, que se celebra el 2 de diciembre:
La esclavitud es un horror histórico y una crisis contemporánea implacable. En el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, recordamos a las víctimas del pasado, especialmente a los más de 15 millones de hombres, mujeres y niños de toda África que fueron capturados, encadenados y vendidos como esclavos a un océano de distancia, o que perecieron en el camino.
Recordamos las dolorosas cicatrices que su esclavitud dejó en nuestras sociedades, incluyendo desigualdades estructurales e injusticias sistémicas que han persistido durante generaciones.
Nos movilizamos para proteger a los aproximadamente 50 millones de personas que se encuentran atrapadas en formas contemporáneas de esclavitud en todo el mundo, muchas de ellas mujeres, niños y niñas.
Y reiteramos nuestro llamamiento para evitar que las violaciones de derechos humanos, como el trabajo y el matrimonio forzados, se cobren más víctimas.
Las formas contemporáneas de esclavitud son perpetuadas por redes criminales que se aprovechan de personas que luchan por hacer frente a la pobreza extrema, la discriminación o la degradación ambiental, y por traficantes que explotan a quienes huyen de conflictos armados o migran en busca de seguridad y oportunidades. Esto priva a las personas de sus derechos y su humanidad.
Gobiernos, empresas, sociedad civil y sindicatos deben unirse para poner fin a esta crisis de una vez por todas. Y deben brindar reparación y reparación, con acceso real a la justicia, una indemnización justa, rehabilitación, restitución y garantías de que las víctimas y sus familias no vuelvan a sufrir.
2026 marca el centenario de la Convención sobre la Esclavitud, cuando la comunidad internacional asumió el firme compromiso de poner fin a la esclavitud en todas sus formas. Debemos actuar con la misma determinación para erradicar las formas contemporáneas de esclavitud. Un mundo construido sobre la libertad, la dignidad y la justicia para todos no solo es posible, sino que es nuestra responsabilidad compartida.








